Preferí seguir con mi startup que ganar 54k al año.
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Madrid, a 6 de Abril de 2017
Una mañana cualquiera, después de estar hasta las tantas currando, con menos de 6 horas de sueño en el cuerpo. Estoy sentado, un día más, frente al ordenador, pensando en la de cosas que tengo que hacer hoy. Abro el correo, y veo uno que llama mi atención:
¿Qué tal te suena ésto?
El clickbait del email, supuse. Pero soy un tipo débil, y caigo en todas esas. Lo abrí, pensando que sería la típica oferta de email marketing, o cualquier chorrada. La sorpresa vino al ver una oferta de trabajo. No la típica oferta genérica de linkedin, sino una que realmente era para mi: Habían contactado con gente con la que trabajé, habían visto cosas que no tengo publicadas en ningún lado, habían revisado mis perfiles en redes sociales… Habían hecho los deberes. Pero no me decían exactamente para qué era el trabajo, ni dónde, ni por cuánto dinero.
La curiosidad en ese momento me pudo. Respondí, claro. Les felicité por el trabajo hecho, y les dije que no podía decir nada si no me contaban un poco más. No tardaron en responderme con los detalles concretos: CTO en una Startup de Barcelona. El sueldo, 54.000€ al año. Limpios, unos 2.800€ al mes, mas pagas extra. Mucho dinero para tener 21 años.
Yo llevaba cosa de un año con Gamify. La oferta me llegó en uno de esos momentos de estancamiento vital, en el que cada día parece el mismo eterno día de la marmota. Sin un duro, porque estaba al 100% con mi startup, que ni daba ni (a día de hoy) da dinero. En ese momento, la oferta sonaba muy fuerte en mi cabeza. Cruzamos un par de correos más, ellos contándome las maravillas que tenía allí (oficinas increíbles, elegir equipo, tecnologías…) y yo dudando sobre qué iba a hacer con mi vida.
Lo comenté en casa. Mi padre me dijo que lo aceptase, que “no iba a ver otra oferta así en la vida”, y que, si la rechazaba, estaba perdiendo una oportunidad única. Mi madre no dijo nada.
Lo comenté con mis amigos. Ellos me dijeron que lo aceptarían, que les parecía una oportunidad increíble, ya no solo por el dinero, sino por el currículo y los contactos que haría. Y que aunque Barcelona pilla lejos de la capital, con ese sueldo podría permitirme bajar todos los meses.
Lo comenté con mis socios. Les dije que no sabía que hacer. Ellos me dijeron que hiciese lo que tuviera que hacer, que era muy buena oferta, y que no se enfadarían si dijera que si. Eso fue lo más jodido. Esperaba que se enfadasen sólo por haberles comentado la posibilidad de irme. Que me dijesen que les iba a abandonar o algo así. Pero no. Lo entendieron perfectamente. Y eso fue lo más extraño: Yo esperaba que se enfadasen.
Entonces me di cuenta de por qué estaba haciendo ésto. Por qué dejé todo, y me volqué con ésto al 100%. Por qué había decidido seguir mi camino junto a mis dos socios, en lugar de seguir trabajando de freelance o en alguna otra empresa. Por qué, a día de hoy, sigo en Gamify, intentando cambiar la forma en que encuentro motivación, supero mis retos, y comparto los logros de mi vida.
Porque, al final del día, por mucha frustración, por mucho cansancio, por mucha carga de trabajo, por muchas discusiones, por mucho dinero que podría estar ganando… no hay nada comparable con la sensación de saber que lo que haces es para ti. Saber que estás haciendo lo que te hace feliz, que sigues tus sueños, y luchas hasta el último aliento por llegar a tus metas.
A día de hoy, mi padre no entiende eso. Mi madre se alegra de que siga el camino que quiero llevar. Mis amigos se alegran de que siga en Madrid, pero les fastidia que no me haya convertido en “el colega que invita a la primera ronda”. Uno de mis socios se fue seis meses después, el otro sigue luchando conmigo.
Les escribí, diciendo que no. Que había sido una decisión muy difícil, y les daba las gracias por la oportunidad y por la confianza. He recibido alguna que otra oferta desde entonces (mi padre tenía razón, ni se le parecen), y también he dicho que no. Sigo sobreviviendo con pequeños trabajos puntuales para pagar facturas hasta que Gamify genere dinero (que espero que sea pronto). Y es que esa situación me ayudó a entender que hacer lo que quiero no tiene precio.
Tetuan Valley es una aceleradora de startups, por la que pasó Gamify. Su programa estrella, la Startup School, consiste en seis semanas de formación por 0€ y 0% en las que se tratan todos los puntos necesarios a la hora de crear una startup. Si tienes una idea, un proyecto o algo que creas que puede ser un negocio, posiblemente haya pocas opciones mejores 😉
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